Al marido de Gregoria Fermin Goikoetxea Arrese, los días posteriores al golpe de estado de 1936, le cogen en la misma fábrica de Cementos de Olatzagutia y, tras estar en paradero desconocido, al tiempo lo traen en muy mal estado a morir a casa.
Ella se queda con sus dos hijas María Luisa y Blanca María que todavía no había nacido cuando murió Fermin. Fue una persona con gran dignidad y fuerte carácter que siempre hablaba con claridad y firmeza.
Defensora de las costumbres y tradiciones de Altsasu, participó en las primeras ediciones de las denominadas Euskal Jaiak: «Una amplia exposición de artesánia popular y actos de todo tipo entre ellos musicales donde se pudo escuchar el txistu, la dulzaina, la alboka etc., fue organizado por el Gure Etxea»
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